Sentado estaba en una banca, con el rostro gravedoso; tomó su cabeza llevándola hasta las rodillas: un dolor gravativo lo gravaba: el gravedo.
Con gravedumbre levantó el rostro al cielo: gravivolos pasaban los pájaros; gravigradas, las hormigas en el suelo.
Un sonido gravisonante desde su cabeza lo derribó. Graveante sobre el piso, dijo: “Grávida está mi cabeza”.
© Enrique Ruiz Hernández
Con gravedumbre levantó el rostro al cielo: gravivolos pasaban los pájaros; gravigradas, las hormigas en el suelo.
Un sonido gravisonante desde su cabeza lo derribó. Graveante sobre el piso, dijo: “Grávida está mi cabeza”.
© Enrique Ruiz Hernández
1 comentario:
Un tanto jitanjafórico, o quizás más ditirámbico.
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