19 de mayo de 2006

Pura gravedad

Sentado estaba en una banca, con el rostro gravedoso; tomó su cabeza llevándola hasta las rodillas: un dolor gravativo lo gravaba: el gravedo.
      Con gravedumbre levantó el rostro al cielo: gravivolos pasaban los pájaros; gravigradas, las hormigas en el suelo.
      Un sonido gravisonante desde su cabeza lo derribó. Graveante sobre el piso, dijo: “Grávida está mi cabeza”.

© Enrique Ruiz Hernández

1 comentario:

JBF mx dijo...

Un tanto jitanjafórico, o quizás más ditirámbico.