3 de octubre de 2014

Evolución

Soñaba que le nacían plumones negros, verdes y rojos sobre el lomo, agrupados en franjas verticales; que le salían plumas largas, blancas y de bordes negros en la cola, patas y brazos, a la vez que estos últimos se alargaban; que planeaba extendiendo ampliamente sus cuatro extremidades, como celebrando y abrazando la vida; que volaba de un árbol a otro bajo una trama de luces y sombras, acechando a su presa. Que volaba mucho centelleando iridiscencias.
     Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.


Nota. Hace un mes, más o menos, me preguntaron si podían traducir al francés “Nunca hubo milagro”, minificción que aparece en la antología Alebrije de palabras, para incluirla en Lecture d'ailleurs, un conjunto de antologías de distintos autores de países hispanohablantes. Dije que sí. También añadieron otras dos minificciones. Los tres microrrelatos aparecen en Lecture du Mexique en la página 341, si no me equivoco.
     También me invitaron a participar en Le livre d'or de Monsieur Dinosaure con una minificción que fuera una variación de “Dinosaurio” de Monterroso. Este fue el resultado.

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