En un reino muy lejano un noble rey tuvo dos hijos. El mayor, heredero de la corona, no satisfacía a su padre: era vagabundo y jugador. El menor, idolatrando a su hermano, hacía lo mismo.
Un día el rey dijo a su esposa: "De mis dos hijos no se hace uno; si así fuera a cada uno le heredaría medio reino. Necesitamos conseguir un perro. Tal vez baste con un puerco. Entre todos tendré un heredero."
No sobrevivió la noche. La reina fue muy querida por su pueblo y a su muerte se formó un gran parlamento que gobernó durante varios siglos en paz. En cada momento al menos uno de los miembros era un animal de granja.1
1Escrito por Omar Antolín Camarena.
Un día el rey dijo a su esposa: "De mis dos hijos no se hace uno; si así fuera a cada uno le heredaría medio reino. Necesitamos conseguir un perro. Tal vez baste con un puerco. Entre todos tendré un heredero."
No sobrevivió la noche. La reina fue muy querida por su pueblo y a su muerte se formó un gran parlamento que gobernó durante varios siglos en paz. En cada momento al menos uno de los miembros era un animal de granja.1
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